Es necesario que exista una comunicación activa que haga enriquecernos como creadores a través del contacto
directo con la sociedad y colectivos relacionados con la temática de la obra. Y es nuestra responsabilidad como
creadores promover la escucha, la empatía y el aprendizaje constante en pro de un cambio social favorable.La
obra trata de muchas cuestiones interesantes:
• Una minoría existente que reclama justicia.
• Un pueblo olvidado por todas las instituciones y la comunidad internacional.
• Un referéndum por acometer que se eterniza en el tiempo.
• Tortura, encarcelamientos y omisión de los derechos humanos
Temas que por desgracia son universales y que siguen ocurriendo en nuestros días. Temas que desarrollaremos a través de una ‘pequeña historia’ casi anecdótica que se produce en medio de una situación extrema e insostenible.
directo con la sociedad y colectivos relacionados con la temática de la obra. Y es nuestra responsabilidad como
creadores promover la escucha, la empatía y el aprendizaje constante en pro de un cambio social favorable.La
obra trata de muchas cuestiones interesantes:
• Una minoría existente que reclama justicia.
• Un pueblo olvidado por todas las instituciones y la comunidad internacional.
• Un referéndum por acometer que se eterniza en el tiempo.
• Tortura, encarcelamientos y omisión de los derechos humanos
Temas que por desgracia son universales y que siguen ocurriendo en nuestros días. Temas que desarrollaremos a través de una ‘pequeña historia’ casi anecdótica que se produce en medio de una situación extrema e insostenible.
SINOPSIS
Estamos en Smara, uno de los cinco campamentos de refugiados Saharauis en Tinduf, Argelia, cerca de la frontera con el Sahara occidental. Durante más de 40 años, han vivido aquí muchos desplazados de la antigua colonia española, obligados al exilio ante lo que supuso el avance brutal de las tropas marroquís en 1976.
Bassim es uno de esos exilados es, un anciano enfermo natural de Dahkla, antigua Villa Cisneros, una ciudad junto al océano atlántico, donde creció y a la que añora cada día de su vida. Bassim, quiere regresar al mar antes de morir y le ruega a Suelma, su hija que le lleve hasta allí. Suelma sabe del peligro que supone intentar cruzar la frontera y esquivar a los soldados marroquís, y pese a la desesperación de su padre, no sabe cómo complacerlo.
Fadí, un soldado del Frente Polisario de Liberación del Sahara, ha de dirigirse hasta la frontera para intercambiar con los marroquís a Mahmud, un soldado de Marruecos que lleva retenido más de 20 años en un campo de prisioneros en Smara, Tinduf. Mediante este intercambio liberará a un activista del Frente Polisario, en uno de los muchos cajes que realizan ambos bandos.
Suelma entiende que esta situación la puede ayudar a llevar a su padre hasta el Sahara, amparada en el joven soldado y su prisionero, utilizándolos como tapadera.
Rosa, una médico cooperante española que atiende con asiduidad a Bassim, trata de impedir esta odisea, pero que la necesidad del viaje de Bassím, y ante la insistencia de Suelma, decide acompañarlos.
Este es el punto en que empieza nuestra historia, una historia de lucha, de reivindicación de un pueblo olvidado por todos, incluso por sus propios hermanos de lengua, raza y religión.
A través del desierto, caminaremos día y noche con los personajes, con su realidad, con su pasado, con su presente y con su futuro, un futuro tan incierto como el de su pueblo, el pueblo saharaui..
El Sahara en toda su inmensidad, sirve de continente, de lienzo de arena, a una historia de superación y de tremenda realidad.
Observaremos el viaje de unos personajes desesperados. Tres puntos de vista sobre una misma historia.
La de los perdedores que ansían su libertad.
La del verdugo que también conoce el cautiverio y la realidad cotidiana de sus víctimas.
Y la de la extranjera que asiste como testigo a la confrontación, y a las versiones de ambos bandos.
En la soledad inabarcable de las noches desérticas y llenas de incertidumbre, los personajes se verán obligados a hablar y tratar de comunicarse y tratar de entenderse, de empatizar.
El Sahara como destino, como sustento, como marco y como lienzo de una historia poética que nos toca muy de cerca.
La travesía es accidentada, como todas, y podremos ver cómo afectan los accidentes a cada uno de ellos a la verdad que cada uno mantiene, y que en el fondo no es más que arena deslizándose entre los dedos de sus manos; a sus miedos sus anhelos y un futuro muy incierto para todos.
Un viaje casi iniciático sobre el destino y la voluntad humana.
Bassim es uno de esos exilados es, un anciano enfermo natural de Dahkla, antigua Villa Cisneros, una ciudad junto al océano atlántico, donde creció y a la que añora cada día de su vida. Bassim, quiere regresar al mar antes de morir y le ruega a Suelma, su hija que le lleve hasta allí. Suelma sabe del peligro que supone intentar cruzar la frontera y esquivar a los soldados marroquís, y pese a la desesperación de su padre, no sabe cómo complacerlo.
Fadí, un soldado del Frente Polisario de Liberación del Sahara, ha de dirigirse hasta la frontera para intercambiar con los marroquís a Mahmud, un soldado de Marruecos que lleva retenido más de 20 años en un campo de prisioneros en Smara, Tinduf. Mediante este intercambio liberará a un activista del Frente Polisario, en uno de los muchos cajes que realizan ambos bandos.
Suelma entiende que esta situación la puede ayudar a llevar a su padre hasta el Sahara, amparada en el joven soldado y su prisionero, utilizándolos como tapadera.
Rosa, una médico cooperante española que atiende con asiduidad a Bassim, trata de impedir esta odisea, pero que la necesidad del viaje de Bassím, y ante la insistencia de Suelma, decide acompañarlos.
Este es el punto en que empieza nuestra historia, una historia de lucha, de reivindicación de un pueblo olvidado por todos, incluso por sus propios hermanos de lengua, raza y religión.
A través del desierto, caminaremos día y noche con los personajes, con su realidad, con su pasado, con su presente y con su futuro, un futuro tan incierto como el de su pueblo, el pueblo saharaui..
El Sahara en toda su inmensidad, sirve de continente, de lienzo de arena, a una historia de superación y de tremenda realidad.
Observaremos el viaje de unos personajes desesperados. Tres puntos de vista sobre una misma historia.
La de los perdedores que ansían su libertad.
La del verdugo que también conoce el cautiverio y la realidad cotidiana de sus víctimas.
Y la de la extranjera que asiste como testigo a la confrontación, y a las versiones de ambos bandos.
En la soledad inabarcable de las noches desérticas y llenas de incertidumbre, los personajes se verán obligados a hablar y tratar de comunicarse y tratar de entenderse, de empatizar.
El Sahara como destino, como sustento, como marco y como lienzo de una historia poética que nos toca muy de cerca.
La travesía es accidentada, como todas, y podremos ver cómo afectan los accidentes a cada uno de ellos a la verdad que cada uno mantiene, y que en el fondo no es más que arena deslizándose entre los dedos de sus manos; a sus miedos sus anhelos y un futuro muy incierto para todos.
Un viaje casi iniciático sobre el destino y la voluntad humana.
FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA
Una coproducción de las compañías: Tranvía Teatro (Aragón)/Arden Producciones (C. Valenciana)/Producciones Inconstantes (Madrid)
REPARTO
Intérpretes:
• Alma. Cristina Yáñez
• Bassim. Juan Carlos Garés
• Lamira. Iria Márquez
• Mahmud. Jorge Muñoz
• Fadí. José Zamit
Dirección y puesta en escena : Chema Cardeña.
Escenografía y Vestuario. Silvia de Marta
Iluminación. Pablo Fernández
Composición musical. Miguel Ángel Remiro
Video-creación. Federico Caraduje
Diseño gráfico. Samuel Aznar
Sastrería. Jesús Sesma
Ayudante de dirección. Fernando Vallejo
Producción: David Campillos, Salvador Sanz y Fernando Vallejo
LA CRÍTICA HA DICHO...
Bajo dirección y texto de Chema Cardeña sala Russafa estrenó ‘Sáhara, crónica del desierto’, una obra que parte del intenso viaje que un soldado del Frente Polisario realiza, llevando un prisionero marroquí para intercambiar, junto a un anciano líder saharaui, su hija y una cooperante española, para alcanzar Dajla, ciudad perteneciente al territorio de Marruecos.
Desde este micro mundo la obra no solo inicia un recorrido por las tragedias vitales de los personajes (territorios partidos, identidades opuestas…), sino que ahonda en el dolor y las voces de pueblos utilizados como piezas de un gran tablero político (y social), sobre aquella parte del norte africano.
Cardeña teje, con sabia dosis narrativa, una encrucijada de relatos que afecta a cada uno de sus personajes y transmite, desde lo individual, el germen de un legado donde la injerencia política (interna y externa), acaba dejando las heridas, de décadas de injusticia y deshumanización, sobre los pueblos originarios.
Con una puesta en escena minimalista (estupenda la idea de un cubo de arena como duna movible), un diseño de luces muy preciso y unas ajustadas proyecciones que acompañan la escenografía, ‘Sáhara’ recrea con precisión la angustia, el penar y las incongruencias de sociedades enfrentadas en un suelo tan inestable y movible como el desierto.
Magníficas las interpretaciones de Iria Márquez, Juan Carlos Garés, Jorge Muñoz, Cristina Yáñez y José Zamit, que dan credibilidad a sus sólidos personajes (estupendo el juego del espacio escénico dividido como una metáfora del camino y la acción argumental).
‘Sáhara’ conmueve por su propuesta, al tiempo que invita a una larga reflexión sobre aquel paisaje humano enclavado entre un mar de arena y la libertad del océano. Sin duda, un teatro de compromiso en tiempos de aflicción.
Desde este micro mundo la obra no solo inicia un recorrido por las tragedias vitales de los personajes (territorios partidos, identidades opuestas…), sino que ahonda en el dolor y las voces de pueblos utilizados como piezas de un gran tablero político (y social), sobre aquella parte del norte africano.
Cardeña teje, con sabia dosis narrativa, una encrucijada de relatos que afecta a cada uno de sus personajes y transmite, desde lo individual, el germen de un legado donde la injerencia política (interna y externa), acaba dejando las heridas, de décadas de injusticia y deshumanización, sobre los pueblos originarios.
Con una puesta en escena minimalista (estupenda la idea de un cubo de arena como duna movible), un diseño de luces muy preciso y unas ajustadas proyecciones que acompañan la escenografía, ‘Sáhara’ recrea con precisión la angustia, el penar y las incongruencias de sociedades enfrentadas en un suelo tan inestable y movible como el desierto.
Magníficas las interpretaciones de Iria Márquez, Juan Carlos Garés, Jorge Muñoz, Cristina Yáñez y José Zamit, que dan credibilidad a sus sólidos personajes (estupendo el juego del espacio escénico dividido como una metáfora del camino y la acción argumental).
‘Sáhara’ conmueve por su propuesta, al tiempo que invita a una larga reflexión sobre aquel paisaje humano enclavado entre un mar de arena y la libertad del océano. Sin duda, un teatro de compromiso en tiempos de aflicción.
Cardeña ha alcanzado ese grado de excelsitud propia de los grandes maestros. Capaz de lograr la máxima expresividad con los mínimos elementos. Todo en esta producción está magníficamente diseñado (…) Donde más y mejor sobresale la labor de Cardeña es en la dirección de intérpretes.
Nel Diago – Cartelera Turia_20 octubre 2023
Nel Diago – Cartelera Turia_20 octubre 2023
El excelente texto está interpretado de maravilla por los cinco actores. (…) El problema del Sáhara no parece tener fin. Como el desierto. Como la creación de Cardeña.
José Vicente Peiró – Diario Las Provincias_14 octubre 2023
Magníficas las interpretaciones que dan credibilidad a los sólidos personajes (estupendo el juego del espacio escénico dividido como una metáfora del camino y la acción argumental). ‘Sáhara’ conmueve por su propuesta, al tiempo que invita a una larga reflexión (…) Sin duda, un teatro de compromiso en tiempos de aflicción.
Jimmy Entraigües – Horta Noticias_13 octubre 2023
Galería
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